La XXIX Cumbre Iberoamericana comenzó en Cuenca, Ecuador, con una participación récord a la baja, al no contar con la presencia de ningún presidente latinoamericano, salvo el anfitrión, Daniel Noboa.
Esta situación es inédita en la historia del foro, que reúne a los veintidós países de Iberoamérica desde 1991.
El evento, que tiene como lema 'Innovación, inclusión y sostenibilidad', sólo contó con la asistencia del rey de España, Felipe VI; el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot.
Además, las sillas de México, Nicaragua y Venezuela permanecieron vacías, ya que estos países mantienen tensas relaciones diplomáticas con Ecuador, lo que marca otro hecho sin precedentes en la Cumbre.
Pese a la escasa presencia de líderes, las delegaciones trabajan para adoptar una declaración que recoja los acuerdos alcanzados en el transcurso de las reuniones preparatorias, especialmente en materia de cooperación, pero las conversaciones están encontrando trabas en países contrarios a las políticas de género y enfocadas en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), según señalaron a EFE fuentes próximas a la negociación