Kosovo celebra 15 años de independencia con un mes de festejos a partir del viernes, si bien aún enfrenta serios desafíos con Serbia, país que se niega a reconocer la autonomía de su exprovincia.
Un desfile militar, ceremonias en monumentos a héroes nacionales y una sesión especial del Parlamento son algunos de los eventos de aniversario planeados en la capital, Pristina.
El país más joven de Europa declaró unilateralmente su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008, casi nueve años después que una campaña de bombardeos de la OTAN de 78 días en 1999 puso fin a la sangrienta represión de Belgrado contra los separatistas de etnia albanesa. La Corte Internacional de Justicia dictaminó en 2010 que la declaración no violaba el derecho internacional.
Estados Unidos y la mayoría de las potencias occidentales se encuentran entre los 117 países que han reconocido la condición de Estado de Kosovo, y unas 200 organizaciones internacionales han permitido que Kosovo se una, aunque no Naciones Unidas. Varias naciones europeas, entre ellas Bosnia, Chipre, Grecia, Moldavia, Rumania, España, Eslovaquia y Ucrania, no reconocen a la República de Kosovo.
Serbia, que durante siglos consideró a Kosovo la cuna de su civilización, todavía lo ve como parte de su propio territorio. Rusia y China han respaldado continuamente la postura de Serbia, al igual que Argelia, Marruecos, Bielorrusia, Sudáfrica, Irán y otras naciones que no quieren involucrarse en la disputa.
Si bien la Unión Europea ha mediado en las negociaciones entre Serbia y Kosovo desde 2011, se implementaron pocos de los 33 acuerdos firmados. Tanto la UE como Estados Unidos han presionado por una reconciliación más rápida desde que Rusia invadió Ucrania hace casi un año, por temor a otro conflicto en los Balcanes.