Puerto Príncipe. La lucha contra el VIH/sida se está viendo afectada en Haití por la aguda crisis sociopolítica, lo que amenaza con comprometer los importantes avances conseguidos en la última década.
"Hay una tendencia al alza. Estábamos a menos del 2 % (de personas con VIH), pero ahora está empezando a subir debido a las dificultades. No es alarmante, pero (…) la alerta está ahí, aunque todavía no supone un gran peligro", dijo en una entrevista a EFE la doctora Mireille Peck, que trabaja en los Centros Gheskio centrados en esta enfermedad.
El aumento de casos se debe principalmente a dos factores, lamentó esta especialista en salud comunitaria justo cuando hoy se celebra el Día Mundial del Sida: la falta de combustible paralizó Haití e impidió a los pacientes acudir a las citas médicas y la inseguridad no permitió a las personas que viven en las llamadas "zonas rojas" ir a los centros sanitarios a recibir atención.
Según los últimos datos del Ministerio de Salud Pública y Población, algo más de 150.000 personas viven en Haití con VIH/sida, de las cuales 145.000 son adultos y 5.700 niños.
El 85 % de los afectados por el virus conocen su estado y, de ellos, el 90 por ciento está en tratamiento.
En 2021, 4.300 personas se contagiaron con el VIH y 1.500 murieron de enfermedades relacionadas con el sida, lo que situó el total de fallecimientos en el país desde el comienzo de la epidemia en 217.000.
El 59 % de quienes viven con VIH son mujeres, el sector más afectado por la enfermedad debido a factores como mayor pobreza, más visitas a los centros sanitarios que los hombres, mayor vulnerabilidad y falta de autonomía económica y financiera.
Unas 133.000 personas tienen acceso activo a antirretrovirales, según las autoridades sanitarias, que recuerdan el deseo de que, para 2030, se erradique la enfermedad en Haití.
"Estamos en camino de alcanzar este objetivo porque se han hecho muchos progresos", afirmó el doctor Kesner François, del Programa Nacional del Sida, un departamento del Ministerio de Salud Pública encargado de coordinar todo lo relativo a la enfermedad.
"Haití es una historia de éxito en la lucha contra el VIH/sida", resaltó la doctora Peck en referencia a que, en dos décadas, se ha reducido del 16 al 2 % el número de personas con VIH y desde hace casi un decenio la prevalencia se mantiene estable, unos avances que han sido posibles gracias a una intensa campaña contra la enfermedad con apoyo de socios internacionales.
A diciembre de 2021, 127.400 afectados tenían acceso a antirretrovirales, un aumento de casi 100.000 en comparación con 2010, lo que supone casi un 85 % de todas las personas con VIH.
Más en concreto, el 90 % de las mujeres de 15 años o más tuvo acceso al tratamiento, frente al 79 por ciento de hombres, y, por rango de edad, el 85 % de los mayores de 15 años con VIH y el 63 % de los menores de 0 a 14 años.
Las personas que viven con la enfermedad se benefician de cobertura del transporte, tratamiento gratuito, asistencia alimentaria, cuidados a hijos de enfermos, actividades generadoras de ingresos, apoyo psicológico…
Pero los expertos alertan de que la crisis no permite una buena atención a los pacientes y socava el programa de lucha contra la enfermedad.
El doctor François citó en concreto los bloqueos en las calles que impiden a los afectados por el VIH encontrar los medicamentos necesarios, la reducción de las posibilidades de desplazamiento tanto de enfermos como de personal sanitario, exámenes de seguimiento no realizados o escasez de alimentos.
Es la realidad durante este periodo de crisis, es "realmente difícil", admitió François, en alusión al bloqueo durante semanas de la principal terminal petrolera, la falta de combustible o la violencia de las bandas armadas.
"Las épocas de crisis no facilitan la comunicación ni la difusión de mensajes de prevención. Todo esto no favorece al programa y puede hacer que la incidencia aumente", advirtió.
Pese a los grandes avances, la situación sigue siendo preocupante: en Haití vive casi el 50 % de las personas con sida en el Caribe, una región donde hay aproximadamente 330.000 enfermos.
Ante ello, el mayor reto es que los pacientes continúen con la medicación, pues, según François, "si no conseguimos mantenerlos en tratamiento, puede peligrar el éxito del programa".
Otros desafíos son los problemas económicos de los afectados, la estigmatización, la migración tanto interna como externa y la necesidad de fortalecer la detección y prevención del VIH. EFE