Con el inicio de 2025, las IA generativas se consolidan como protagonistas en diversas áreas de la vida humana, intensificando su influencia tanto de manera positiva como negativa. Tras un año marcado por su creciente adopción, estas tecnologías han dejado huellas significativas en ámbitos como la política, la ciberseguridad y la salud.
En 2024, estas herramientas fueron utilizadas en campañas electorales clave en Europa, Francia y Estados Unidos. El equipo de Donald Trump, por ejemplo, empleó mensajes generados por IA y videos deepfake para influir en los electores, aprovechando perfiles digitales detallados y publicidad dirigida. "El acceso a los rastros digitales de los usuarios permite influir de manera precisa en segmentos del electorado", explicó David Chavalarias, director del Instituto de Sistemas Complejos de París.
En el ámbito delictivo, grupos criminales han adoptado estas tecnologías para ataques cibernéticos automatizados. Guillaume Tissier, director del Foro InCyber Europe, alertó que, aunque la IA contribuye a soluciones de ciberseguridad, también amplía las vulnerabilidades al ser utilizada por atacantes para reconocimiento y selección de objetivos.
Un aliado en la salud y la investigación
No todo es negativo. La IA generativa también ha traído avances significativos en la medicina. Yann Gaston-Mathé, director de Iktos, destacó que estas tecnologías están revolucionando el diseño de fármacos, reduciendo costos y acelerando procesos. "Nuestra plataforma combina inteligencia artificial y robótica para sintetizar automáticamente moléculas diseñadas por IA", afirmó.
El desafío regulatorio de 2025
El futuro ético de estas tecnologías depende en gran medida de la regulación global. En la próxima Cumbre de Inteligencia Artificial, programada para el 10 de febrero en París, se espera que las agencias internacionales impulsen normas que guíen el desarrollo y uso de la IA, priorizando su impacto positivo y mitigando riesgos.