Miles de migrantes pasan la Navidad en la frontera sur de México, enfrentando la incertidumbre creada por las políticas migratorias de Donald Trump y las restricciones del gobierno mexicano. En campamentos improvisados, durmiendo en las calles y lejos de sus familias, estas personas luchan por mantener la esperanza en medio de condiciones adversas.
Entre ellos está Denys, un venezolano que lleva tres meses viajando hacia México junto a su familia. Para esta Navidad, su principal deseo es obtener el permiso de las autoridades mexicanas para permanecer en Tapachula, aunque sea durmiendo en la calle, mientras esperan una cita de asilo en Estados Unidos mediante la aplicación 'CBP One'.
Sin embargo, la reciente advertencia de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, sobre posibles cambios en este programa con la llegada de Trump a la presidencia el próximo 20 de enero, ha aumentado la incertidumbre.
A pesar de las dificultades, Denys y otros migrantes se preparan para celebrar cocinando hallacas, un platillo típico venezolano similar a los tamales, utilizando fogatas improvisadas con leña y utensilios desgastados. "Aquí cocinamos con lo que tenemos, damos gracias a Dios porque podemos hacer nuestras hallaquitas", expresó Denys, destacando su fe y determinación para seguir adelante pese a las adversidades.