El empresario sudafricano Elon Musk consiguió que el presidente electo Donald Trump le encargue “desmantelar” el aparato burocrático de Estados Unidos y recortar “al menos $2 billones de dólares” del presupuesto del gobierno. Algunos se cuestionan si esto es posible y si su repentina y cercana relación sobrevivirá a sus egos.
“Estoy encantado de anunciar que el gran Elon Musk, junto con el patriota estadounidense Vivek Ramaswamy, liderará el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE)”, expresó Trump en un comunicado.
El nombramiento de Musk para que esté a cargo de recortar billones de dólares del gasto público es el fin de una alianza fraguada entre los dos magnates en los últimos meses y que ha cambiado al hombre más rico del mundo en un fiel promotor del trumpismo.
Hace un par de años, Musk ni Trump no se podían ver ni en pintura. En julio de 2022, el sudafricano escribió en X, antes Twitter, lo siguiente: “No odio al hombre, pero es el momento de que Trump cuelgue su sombrero y se dirija hacia el ocaso”.
Trump no lo dejó pasar y contraatacó: “Elon Musk vino a la Casa Blanca a pedirme ayuda para todos sus muchos proyectos subvencionados, ya sean autos eléctricos que no recorren lo suficiente, autos autónomos que se estrellan o cohetes que no van a ningún sitio. Sin los subsidios no valdría nada”.
Dos años después, el empresario multimillonario gastó más de $150 millones de dólares para respaldar al entonces candidato republicano en las presidenciales de este mes de noviembre, estuvo a su lado en mítines y tras la victoria del neoyorquino, Musk aparece en todas las fotos y se ha vuelto como una especie de vicepresidente no electo, una sombra que sería capaz de influir en el futuro presidente 47 de Estados Unidos.
El dueño de Tesla cree que el país necesita recortar drásticamente el gasto público ($2 billones de un presupuesto anual de $6.1 billones en 2023) para evitar la “bomba” que representa la deuda de $35.7 billones que acumula la nación norteamericana.
Esto supondría un 30% del gasto público del Gobierno federal. Algo que es más fácil de decir que hacer, así como varias de las promesas de Trump en su campaña.
De acuerdo con los números de la Oficina Federal Presupuestaria, $3,8 billones de dólares de los presupuestos son gastos obligatorios establecidos por la ley, que incluye: seguridad social, Medicare, Medicaid y otros programas sociales.
Unos $1.7 billones de gastos discrecionales que el Congreso controla todos los años. Gastos como el presupuesto de defensa ($874,000 millones de dólares), transporte ($137,000 millones de dólares), educación y otros. Y $0.7 billones es el coste anual en intereses de la deuda.
Fuente: El Diario