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María Valdez, la mujer cuya propiedad está a pocos pies de distancia de los trabajos de extensión de la Línea 2 del Metro de Santo Domingo, no llegó a ningún acuerdo con la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), por un valor sentimental que tiene la residencia.
“Cuando se inició el proceso de levantamiento y empadronamiento para fines de expropiación, la señora Valdez se opuso, alegando que su propiedad tenía un gran valor sentimental”, dijo Opret en un comunicado.
Según la situación, «ante esta situación, y para no declarar este espacio de utilidad pública, se llegó a un acuerdo para colocar una pantalla divisoria como solución ante su negativa de formar parte de los 1,920 inmuebles expropiados, que incluyen a 1,204 familias y 716 personas jurídicas. Esta división aún no se ha colocado debido a que no se ha llegado a esa fase de la construcción».
Señaló que «luego de que la ciudadana manifestó ahora estar dispuesta a ser expropiada, la Opret, como institución que ejecuta la obra, está buscando una solución oportuna que permita dar un cierre justo al inconveniente, pese a que la señora Valdez, hasta la fecha de este comunicado, no se ha acercado a nuestras oficinas».
La Opret señala que «en ningún momento se le impidió o se le negó a la señora Valdez ser parte del proceso de expropiación. Llevar a cabo estos trámites de forma transparente y justa para las 1,204 familias y 716 personas jurídicas expropiadas ha sido una de las fases del proyecto a la que más se le ha dedicado tiempo, precisamente para evitar malestar y conflictos, sobre todo porque esta gestión valora y entiende el valor material y simbólico que pudieran tener estos inmuebles».