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Policía pensionada vive con temor tras liberación de su agresor

“Me siento indefensa. No entiendo cómo lo liberaron sin notificarme. La fiscalía asegura que no tenía interés en el caso, pero siempre estuve presente en las audiencias. ¿Cómo puede valer más la palabra de un delincuente que la de una víctima?”, expresó con frustración.

Greidy Ponciano
Greidy Ponciano
23 diciembre, 2024 - 4:06 PM
3 minutos de lectura
Petronila Díaz, víctima del ataque en 2013, lucha por justicia y seguridad tras la liberación de su agresor.
Temor
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Petronila Díaz Sánchez, víctima de un brutal ataque durante un atraco en San Miguel, Manoguayabo, en 2013, enfrenta una nueva pesadilla tras la liberación de su agresor este año.

El delincuente, quien le disparó causándole daños permanentes en la pierna, fue arrestado tras estar prófugo por tres años, pero ahora se encuentra en libertad condicional, una decisión que, según Petronila, fue tomada sin su conocimiento.

“Me siento indefensa. No entiendo cómo lo liberaron sin notificarme. La fiscalía asegura que no tenía interés en el caso, pero siempre estuve presente en las audiencias. ¿Cómo puede valer más la palabra de un delincuente que la de una víctima?”, expresó con frustración.

La mujer asegura vivir con temor constante, especialmente porque reside cerca de los familiares del agresor. “Mi vida y la de mi hija de seis años están en peligro. Temo salir de casa”, agregó.

La fiscalía apeló el fallo, pero Petronila critica la falta de comunicación y apoyo en su caso, subrayando las secuelas físicas y emocionales que aún sufre tras el ataque.

Las secuelas del ataque han sido devastadoras para Petronila. La lesión en su pierna la dejó incapacitada de por vida, y aunque fue pensionada por la Policía Nacional en 2017, los ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas.

“No puedo trabajar. Vivo en un tercer piso y he caído varias veces por la incomodidad. Si vuelvo a caer, podrían amputarme la pierna. He pedido ayuda para mudarme, pero no he recibido respuesta. Me siento abandonada”.

El temor consume su día a día. “No duermo, lloro mucho. Solo le pido a Dios que me dé fuerzas para proteger a mi hija. La policía no me ha apoyado como debería. Después de años de servicio, esperaba algo mejor”.

Petronila enfrentará una audiencia el próximo 23 de enero, pero sus palabras reflejan desesperanza: “Tengo miedo. No sé qué hacer si ese hombre decide atacarme de nuevo. Esto no es justicia. Es una pesadilla de la que no puedo despertar”.

La mujer hace un llamado a las autoridades y a la sociedad para que su caso no sea ignorado. “Soy una víctima, no una estadística. Solo quiero paz, justicia y la oportunidad de reconstruir mi vida”.

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