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Por qué no recordamos nuestros primeros años de vida, según la ciencia

Ana Aybar
Ana Aybar
6 julio, 2023 - 11:04 AM
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¿Cuál es el primer recuerdo que tenemos de nuestra vida? Sin dudas, es esta una pregunta compleja de responder, advierten los expertos. Mientras algunos recuerdan sus primeros años de vida, otros se acuerdan muy poco de su infancia cuando llegan a la edad adulta. ¿Por qué no podemos recordar? ¿Será por algún trauma?

Según los especialistas, no necesariamente. La amnesia infantil, la pérdida de recuerdos de los primeros años de vida, es normal, así que si no recordamos mucho de la primera infancia, somos parte de la mayoría.

“Tener pocos recuerdos de la infancia es algo bastante común. A medida que pasa el tiempo, el cerebro tiene que liberar espacio para nuevas experiencias”, afirmó un artículo de Healthline. “También es menos probable que recordemos cosas si tuvieron poco impacto emocional en nosotros o si sufrimos un trauma infantil”, agregaron.

Se cree que los recuerdos se vuelven más fuertes cuando tienen un componente emocional

La doctora Graciela Moreschi, médica psiquiatra (MN 41018), describió a Infobae que los recuerdos son siempre vivos y se van retocando permanentemente. “Uno va recordando con las pinceladas que le da el relato propio o ajeno. Aclaro esto porque a veces uno cree que recuerda fielmente y esto no sucede así. Es muy interesante porque el recuerdo siempre es una construcción presente, que dispara algo pasado”, indicó.

“Hay personas que no tienen recuerdos de la infancia. En primer lugar, en esa etapa no se forman los recuerdos. Por lo tanto, que uno no recuerde hasta los tres o cuatro años puede ser porque falta madurar la zona del cerebro encargada de la memoria. Pero hay quienes no recuerdan tampoco después, en la edad adulta. En ese caso podemos pensar si hay algo traumático que produjo un bloqueo”, agregó la experta.

Por su parte, Alexis Alderete, licenciado en Psicología (MP 85367), especialista en trastornos de ansiedad y entrenamiento en habilidades, Fundación Foro, comentó a Infobae que las experiencias vitales traumáticas pueden ser también la causa de no recordar.

“Las personas atravesamos por diversas situaciones en nuestras vidas, algunas de ellas tienen un gran monto de estrés que se consideran traumáticas, debido a que superan las habilidades de afrontamiento que poseemos. Entonces, se desencadenan mecanismos de defensa para protegernos del dolor emocional que implica recordar dicho evento. Esto se convierte en una represión del recuerdo relacionado con el trauma o cualquier situación que lo haga recordar. En algunos casos se puede desencadenar el estrés postraumático, que suele generar disociación en la memoria, y ese lapso de evento la persona no lo recuerda”, manifestó Alderete.

Teoría de la memoria reprimida

Sigmund Freud fue el primero en conectar el trauma infantil con recuerdos reprimidos. Esta idea realmente comenzó a cobrar fuerza en la década de 1990 cuando varios terapeutas sugirieron un vínculo entre los síntomas de salud mental inexplicables y el abuso infantil olvidado.

“Los expertos no han descartado de manera concluyente la idea de que las personas pueden olvidar eventos traumáticos y recordarlos más tarde, pero se necesita más investigación”, expresaron en Healthline.

Muchos científicos atribuyen la amnesia infantil a la falta de desarrollo del hipocampo, una zona del cerebro crucial para codificar la memoriaMuchos científicos atribuyen la amnesia infantil a la falta de desarrollo del hipocampo, una zona del cerebro crucial para codificar la memoria

Alderete explicó: “La teoría de la memoria reprimida hace alusión a que las personas podemos reprimir o bloquear de manera inconsciente ciertos eventos traumáticos como una forma de mecanismo de defensa psicológica. Según dicha teoría los eventos que son reprimidos pasan directamente y permanecen en el inconsciente y no son accesibles de forma consciente. La recuperación de estos recuerdos suele ser a través de técnicas específicas que se dan con la psicoterapia, pero hay que entender que estos recuerdos, aunque estén reprimidos van a afectar a la persona de forma latente en su conducta y su respuesta emocional. Como un recuerdo que está constantemente pulsando para salir a la luz”, señaló Alderete.

“Algunos niños responden al trauma separándose mentalmente, lo que podría afectar la forma en que recuerdan lo que sucedió. Otros, simplemente, se niegan a pensar en el trauma y amurallan el evento, pero esto no es lo mismo que olvidar”, especificaron en el artículo.

Otras posibles explicaciones

Los expertos no están del todo seguros de qué causa la amnesia infantil, pero han propuesto algunas teorías diferentes.

Los recuerdos de la primera infancia generalmente comienzan a desvanecerse a medida que se acerca a la adolescencia, el momento en que comienza a desarrollar su sentido de identidadLos recuerdos de la primera infancia generalmente comienzan a desvanecerse a medida que se acerca a la adolescencia, el momento en que comienza a desarrollar su sentido de identidad

Por ejemplo, se cree que los recuerdos se vuelven más fuertes cuando tienen un componente emocional. Es probable que se relacionen con eventos que tuvieron significado para la persona o experiencias que generaron sentimientos intensos, como vergüenza, amor, felicidad o agravio.

Según Moreschi, “hay chicos que son muy ansiosos, que están siempre pensando en lo que va a venir ‘¿y ahora qué hacemos?’, preguntan a cada rato. En estos casos, el recuerdo tampoco se termina de fijar porque la atención no está puesta en el momento. Entonces, puede ser que personas con estas características no terminen de formar el recuerdo”.

Además, el experto destacó que hay familias donde se habla permanentemente de vivencias pasadas: “Se les recuerda cuando eran chicos lo que hacían y esto va formando el recuerdo. Se recuerda no solamente el hecho vivido, sino toda la narración familiar hecha en torno a ese hecho”.

La investigación de la neuroplasticidad también deja en claro que el desarrollo del cerebro no se detiene una vez que llegamos a la edad adulta, como creían los expertos. “Más bien, el cerebro puede ‘reestructurarse’ a sí mismo cuando ve la necesidad de adaptarse a los diversos cambios que experimenta a lo largo de la vida”, dijeron en el artículo.

Tener pocos recuerdos de la infancia es algo bastante común. A medida que pasa el tiempo, el cerebro tiene que liberar espacio para nuevas experienciasTener pocos recuerdos de la infancia es algo bastante común. A medida que pasa el tiempo, el cerebro tiene que liberar espacio para nuevas experiencias

“Sin embargo, para hacer esto, debe eliminar las conexiones neuronales más antiguas que ya no necesita ni usa. Este proceso, conocido como poda sináptica, ayuda a que el cerebro funcione de manera más eficiente. También permite hacer nuevas conexiones y almacenar información y recuerdos que son más relevantes para la vida actual”, describieron en dicha publicación.

Y continuaron: “Sin embargo, los recuerdos de la primera infancia generalmente comienzan a desvanecerse a medida que se acerca a la adolescencia, aproximadamente el momento en que comienza a desarrollar su sentido de identidad. Los recuerdos que creamos como adolescentes se convierten en un componente central de la identidad, teniendo prioridad sobre los recuerdos creados esta estaba menos desarrollada. Es por eso que los recuerdos más fuertes suelen provenir de los años como adolescentes y adultos jóvenes”.

Hablar con familiares o amigos que puedan recordar eventos compartidos de la infancia estimula los recuerdos  (Getty Images)

Cómo mejorar la memoria

Los expertos tienen diferentes opiniones sobre si los recuerdos olvidados de la infancia se pueden recuperar, pero algunos creen que no han desaparecido por completo del cerebro y se los puede “recapturar”.

Según Moreschi para mejorar la memoria de nuestra infancia “está bueno preguntar, mirar fotos, hablar de las historias. Entonces, en algún momento uno va a tomar algo que quedó en la mente más el relato. Pero es importante también aclarar que esto nunca es exactamente fiel. Es esa construcción de la que estamos hablando. Hablar de la infancia con nuestros padres, con amigos, empieza a disparar recuerdos que tal vez la persona no le daba importancia”.

Alderete sostuvo al respecto: “Llevar un diario de recuerdos donde se vayan canalizando aquellos recuerdos que nos vayan surgiendo día a día y las emociones que estaban implicadas, hará mucho más sencilla re-memorización de nuestros eventos que estaban bloqueados. También hablar con familiares o amigos que puedan recordar eventos compartidos de la infancia. Escuchar diferentes perspectivas y relatos puede ayudar a desencadenar recuerdos propios”.

Charlar, recordar, jugar son todas actividades que estimulan la memoria y la neuroplasticidad (Getty)

Por otra parte Alderete recomendó la terapia: “Se considera la mejor opción para que las personas puedan acceder a los recuerdos específicos de la infancia, debido a que durante el proceso terapéutico la persona irá abordando diversas situaciones actuales que pueden tener un origen en traumas infantiles y que están afectando a su vida cotidiana. La resolución satisfactoria de un trauma infantil hará que la persona pueda tener una vida que sea satisfactoria y de plenitud”.

Volver a la escena de la infancia también podría evocar algunos de esos recuerdos olvidados. Mientras caminamos por calles familiares y sentimos perfumes a flores (las fragancias pueden ser un disparador particularmente poderoso), es posible que comencemos a recordar momentos similares de nuestra infancia.

Tanto los ejercicios mentales, aprender cosas nuevas como la actividad física regular pueden tener un impacto positivo no solo en la memoria, sino también en la salud del cerebro en general.

Por Infobae

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