Como si la pandemia del COVID-19 no fuera lo suficientemente mala, la temporada del resfrío está por empezar en el norte del hemisferio, trayendo consigo millones de enfermedades, cientos de miles de hospitalizaciones y decenas de miles de muertes al ya agobiado sistema de salud estadounidense.
"Real, realmente queremos enfatizar el potencial para un desastre”, dijo a los periodistas Jeanne Marrazzo, directora de la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Alabama, en Birmingham y miembro de la junta directiva de la Sociedad de Enfermedades Contagiosas de Estados Unidos.
Expertos están urgiendo a todos a ponerse la vacuna del resfrío para quitar un poco la carga sobre los trabajadores de la salud y los hospitales.
Cada año, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) estiman que hasta 61.000 personas morirán por resfrío en Estados Unidos y que unas 810.000 serán hospitalizadas.
Mientras tanto, casi 200.000 estadounidenses han muerto hasta ahora por la COVID-19, la enfermedad ocasionada por el coronavirus, según la Universidad Johns Hopkins. El virus está matando a unos 800 estadounidenses cada día, en promedio, según los CDC, una cifra que no ha variado en varias semanas.
"Aún estamos en lo que consideramos es el filo de una navaja en cuanto al COVID”, dijo Marrazzo.
Al acercarse el otoño, “Temo que se pondrá peor”, dijo Michael Mina, profesor asistente de Epidemiología en la Universidad de Harvard.
Las tasas de enfermedades respiratorias, como resfríos e influenza, aumentan en el otoño y el invierno. Las razones no son totalmente claras, pero los virus que causan dichas enfermedades podrían desplazarse más fácilmente en climas más fríos y secos. La gente pasa menos tiempo al aire libre y más tiempo bajo techo, respirando el mismo aire. Los niños en las escuelas pueden transmitir más fácilmente los virus que cuando están en casa en el verano pasando más tiempo al aire libre.
No está aún claro qué tanto afecta el clima al avance del coronavirus, y esa es una pregunta que los científicos siguen investigando.
Pero el coronavirus está relacionado con otros virus que causan el resfrío común, y “lo que vemos con esos virus es que al llegar octubre, noviembre y diciembre, se disparan”, dijo Mina.
"Espero que por alguna razón el virus se comporte diferente, pero no anticipo que sea así”, agregó.
Aunque una vacuna segura contra el coronavirus está aún a meses de estar disponible, funcionarios de la salud están pidiendo a la población que se vacune contra el resfrío.
En la mayoría de los años, ni la mitad de los adultos estadounidenses se vacunan, una tasa que es aún mayor entre los grupos de minorías.
Eso se debe en parte a que el hecho de ponerse la vacuna no garantiza que uno no se enferme de resfrío.
"La vacuna contra el resfrío en un buen año tiene una eficacia de entre 40 y 60 por ciento”, dijo Waltr Orenstein, director adjunto del centro de Vacunas de la Universidad de Emory. “No es perfecto, pero es mucho mejor que un cero por ciento de efectividad, que es lo que se tiene si uno no se vacuna”.
La vacuna ayuda, aún cuando no detiene la infección, señaló el profesor de enfermedades contagiosas de la Universidad de Vanterbilt, William Schaffner.
"Aún si te resfrías después de vacunarte, esa enfermedad tiende a ser menos severa”, dijo. “Tienes menos posibilidades de ir a la sala de emergencia, menos posibilidades de ser hospitalizado, menos posibilidades de morir”.
Los fabricantes esperan producir un suministro récord de 200 millones de dosis este año.
Sin embargo, las condiciones que hacen a las vacunas contra el resfrío tan importantes son las mismas condiciones que dificultan su distribución, señaló Schaffner.
Menos personas recibirán la vacuna en sus trabajos pues muchos están aún trabajando desde sus casas. Las clínicas de salud pública están cerradas o destinadas a tratar únicamente casos de coronavirus. Y muchas personas rehúsan ir a consultorios médicos por temor a contagiarse con el virus.
Farmacias, supermercados y otros lugares siguen siendo buenas opciones para recibir la vacuna, señaló Marrazzo. “La gente posiblemente tendrá que ser un poco más creativa”, agregó.
Afortunadamente, los pasos que se toman para limitar el avance del coronavirus, incluyendo el uso de mascarillas, lavado de manos y distanciamiento social también funcionan contra el resfrío. Las tasas de contagio del resfrío cayeron en dos terceras partes en China mientras estuvo en vigencia el confinamiento y otras restricciones por el coronavirus, según un nuevo estudio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que las medidas han jugado un papel en que se esté registrando una temporada más leve de lo normal en el hemisferio sur.
"Pero no podemos confiarnos sobre esto”, dijo Marrazzo. “Si hubiese un año en que fuese importante ponerse la vacuna contra el resfrío, y vacunar a sus hijos, es este año”.